Autismo y COVID-19. Pasear para los niños con autismo no es un capricho.
Al tener problemas de interacción, intereses restrictivos y de comunicación, estos niños tienen la necesidad de tener un mundo organizado. Esta estabilidad, digamos, de las personas con autismo es la que les facilita salir adelante y llevar una vida más o menos normal. Y ahora han pasado de vivir en un contexto que está anticipado, estructurado, y donde hay unas rutinas más o menos establecidas, a que estas se rompan de una forma drástica y repentina. Y que ha hecho que se cambien por otras que no necesariamente son cercanas o parecidas a las que normalmente tienen. Y es cuando se produce en la mente de estas personas, en mayor o menor medida, el caos. Un caos que cada persona maneja según sus capacidades y según los apoyos que tenga alrededor. Concretando, normalmente, esto se manifiesta en forma de crisis de comportamiento derivada de su frustración y su falta de comodidad.
Lo que más le va a ayudar a los padres es tratar de marcar una rutina que sustituya a la anterior y organizar una nueva. Esto se dice muy fácil y se hace de una forma muy complicada. Y, desde luego, los padres bastante tenemos con ser padres y no somos expertos en el tratamiento del autismo. Y esto que estoy contando, todos los progenitores que tienen un hijo con autismo, lo saben, esto es el ABC.
De lo que se trata es de recibir apoyo de los centros educativos y de los especialistas que trabajan con el niño. La recomendación que nosotros hacemos es que se esté permanentemente en contacto con estos y que se intenten ir marcando las pautas de convivencia dentro de las familias. Desde actividades para que puedan hacer los chicos hasta recomendaciones sobre cómo manejar, según que situación se presente.
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