El papel de la escuela en el TDA
El Trastorno por Déficit de Atnción e HIperactividad (TDAH) está ligado en más del 50% a dificultades en el aprendizaje, siendo las características y síntomas del TDAH variables que inciden de manera directa en el resultado académico (Miranda et al, 1999).
Se da una alta concurrencia de déficit de atención, repetición de curso, bajo rendimiento, abandono escolar, problemas de conducta en la escuela, expulsión de los niños y adolescentes que presentan TDAH. Los alumnos/as afectados por TDAH provocan grandes niveles de estrés a los profesores y esto se correlaciona también con muchas barreras y dificultades a la hora de intervenir e involucrarse en los casos de TDAH que tienen en el aula, en muchos casos en profesores que tiene niños con TDAH se desarrollan síndromes de "Burn out" (estar quemados).
Una forma de solucionar este conflicto es atender a que los niños con TDAH a menudo presentan necesidades educativas específicas, y por ello es fundamental coordinar el trabajo de los niños en el aula con servicios de apoyo y orientación que sirvan de guía para la labor escolar con ellos. (Miranda et al, 1999).
En el siguiente cuadro se reflejan las dificultades escolares de niños y adolescentes con que no reciben ningún tipo de intervención (Hinshaw et al., 2001):
Medida de resultados
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Prevalencia en niños/ adolescentes con TDAH
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Déficits que afectan el área de las matemáticas o lectura
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15%
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Rendimiento educativo por debajo del nivel esperado para los cursos
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80% al 90%
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Repetición del curso
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29%
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Expulsión de la clase
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50% al 60%
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Expulsión de la escuela
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13%
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Abandono del bachillerato antes de graduarse
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10% al 30%
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Terminan estudios Universitarios
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5%
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El papel del centro escolar
El centro debe realizar una exploración o estudio completo y periódico de todos los estudiantes con problemas emocionales, cognitivos y de comportamiento, para realizar un diagnóstico precoz y establecer precoces e intensivas intervenciones que eviten la evolución desfavorable del niño no tratado.
Todos los niños que han sido expulsados de clase o del colegio en alguna ocasión por problemas de conducta deben ser evaluados mediante métodos estructurados para investigar las causas y el origen de tales comportamientos.
También es responsabilidad del centro escolar crear las mejores circunstancias para el desarrollo educativo de estos niños. El TDAH no debe usarse como excusa para "no hacer", sino todo lo contrario, es la razón para "hacer algo" positivo, debiendo considerarse estos niños con necesidades educativas especiales y llevar acabo adaptaciones específicas para cada caso.
Los estudios demuestran que el manejo más efectivo del comportamiento inadecuado en el centro escolar es una alta calidad pedagógica a través de métodos que aseguren conocimientos y habilidades del profesor y un programa educativo de calidad, dinámico y ajustado a las características del niño con TDAH y una adecuada ratio estudiante-profesor.
Programas de formación para profesores
Los programas destinados a la formación y el entrenamiento de los profesores suelen ser programas multimodales. Donde se recogen un conjunto de técnicas de actuación tomadas de otros programas (modificación de conducta, técnicas de disciplinas, establecimiento de pautas, etc.). No se tratan tanto de técnicas específicas para profesores sino adaptaciones de técnicas cognitivo-conductuales adaptadas a contextos escolares.
Es fundamental trabajar sobre las ATRIBUCIONES de los profesores de cara a estos niños, para ello es de vital importancia la información y formación para cambiar la forma de dirigirse a estos niños. La clave es fomentar el conocimiento del TDAH en el personal escolar.
Los programas cognitivo-conductuales son los que mejores resultados han demostrado y que a día de hoy están más validados, y su eficacia queda demostrada tanto en casa como en la escuela.
Entre las variables que más influyen en el resultado del tratamiento son por una parte:
Con respecto a los tratamientos para TDAH aún queda mucho camino para recorrer por parte de los investigadores y los clínicos.
En estados Unidos se invierte mucho dinero en este campo, debido a que los costes que provoca el trastorno tanto en el ámbito educativo y sanitario son muy altos. Por tanto la solución parte de un esfuerzo de todos: prevención, información, prevención, intervenciones tempranas y eficaces y sistemas de coordinación entre las áreas clínicas, familiares y escolares.
El papel del profesor en el aula.
Identificarlos en el niño y comunicar su sospecha a los padres. Identificar las necesidades educativas especiales del niño y formular un plan individualizado que contemple los programas, actividades, estrategias de intervención, materiales y métodos, organización, técnicas de motivación, y habilidades específicas.
Mantener una colaboración positiva con el niño y su familia, acordando con ellos soluciones apropiadas para los problemas académicos y de conducta, estableciendo el compromiso y la responsabilidad de cada uno.
Monitorizar y revisar los progresos periódicamente. Ayudar al niño a integrarse socialmente y no tener una conducta disruptiva en clase, fruto en algunos casos de sentimientos de culpa, fracaso y humillación previos. No abrumarlo públicamente, favorecer la colaboración con sus compañeros.
Maximizar la atención a las conductas positivas, protegiendo y fomentando su autoestima, ofreciendo pequeñas recompensas y a corto plazo.
Asegurar canales efectivos de comunicación con el niño, empatía, asertividad, repetir las instrucciones de forma clara y concisa, sin mostrar enfado, exasperación o sarcasmo.
Evitar la confrontación, anticipando los problemas para evitarlos, dándole oportunidad de expresar su punto de vista sobre el problema antes de demostrarle que está equivocado.
Basar la enseñanza lo máximo posible en experiencias concretas, experimentación activa, aplicaciones prácticas, frente a complejas teorías o generalizaciones.
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