viernes, 17 de febrero de 2017


Desgraciadamente, el término bullying se ha adentrado en nuestras vidas y cada vez es más escuchado. Debemos tener presente su significado y el nivel de afectación que pueden sufrir nuestros chicos con TDAH.
Bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales o el móvil, con el nombre específico de ciberacoso.
Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia, siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
Se ha constatado que los niños con TDAH, autismo o dificultades de aprendizaje sufren un mayor nivel de acoso escolar que el resto de sus compañeros.
                    
El TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) es un trastorno que suele sufrir comorbilidad con otros, de forma que podemos encontrarnos con niños que sufren trastornos del estado del ánimo, lo que les provoca un desajuste en las reacciones emocionales y en su estado anímico.
Una de las principales características del TDAH es la impulsividad, la falta o ausencia total de reflexión, lo que provoca que el niño, en muchas de las ocasiones o circunstancias que se le presentan, no sepa reaccionar de una manera adecuada, por lo que puede incurrir en comportamientos que son rechazados por sus compañeros y pueden ser el desencadenante de acusaciones, rechazo social y comienzo de bullying.
Con esto no pretendemos alarmar, pero sí informar sobre la necesidad de actuar e intervenir sobre sobre determinados comportamientos, disruptivos o no, que interfieran sobre el normal desarrollo de los niños y adolescentes con TDAH.
Otro aspecto a destacar y sobre el que es indispensable intervenir es la socialización. Como sabemos, muchos afectados por TDAH carecen o presentan dificultades con las HHSS, lo que les provoca dificultades para acercarse y relacionarse con su entorno: compañeros de clase, amigos de actividades extraescolares, la familia, etc.
Dotar a los chicos con TDAH de una buena base de HHSS les ayudará en su desarrollo diario, propiciando un mayor grado de adaptabilidad al entorno y al desarrollo normal de los ambientes en los que vive el chico: centro escolar, la familia, los iguales, etc.
No son pocas las noticias e historias que nos llegan de desigualdades en los centros y con los propios chicos, lo que comienzan como `bromas` por parte de algunos compañeros puede desencadenar y terminar en verdadera frustración, altos niveles de ansiedad o incluso depresión en algunos alumnos. Por ello, debemos estar pendientes de las señales de alarma, tanto en el centro escolar como en casa, para poder intervenir de la manera más temprana posible y anticiparnos a situaciones que nadie desea.
Debemos estar atentos a cualquier cambio, anímico, fisco o psicológico que experimente el chico, como falta de ganas de ir al colegio, el tipo de historias que cuenta de lo que ocurre o hace día a día y de las cosas que cuenta sobre los compañeros. También pueden producirse cambios en su estado anímico como falta de apetito, problemas de sueño, etc.
Los padres deben, ante situaciones de este tipo, intervenir junto al centro escolar, para poder esclarecer cualquier comportamiento no deseado que pueda estar sufriendo o infringiendo nuestro hijo porque, aunque no es lo más habitual, no es solo posible que sean los `blancos` del bullying, sino que también en determinadas ocasiones pueden ser ellos los instigadores hacia otros compañeros.
Es imprescindible afirmar que en la prevención y en la psicoeducación recae buena parte de la intervención sobre este problema. Enseñar a los chicos, desde bien pequeños y evidentemente adaptado a la edad correspondiente, conocer que existen diferentes tipos de alumnos en el centro, que todos son diferentes y ninguna características, ni personal ni psicológica es, bajo ningún concepto, objeto de burla para el resto de compañeros.

Rocío Meca Martínez.
Especialista en Pedagogía Terapéutica de Fundación CADAH.

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